I
Willy Toledo debería volver al Congreso de los Diputados. Debería hacerlo respaldado con cientos de miles de votos. No son pocas las personas que lo ven representando los valores de la izquierda. Su dignidad y coherencia bien podría ser un atractivo para grupos, organizaciones y gentes desilusionadas, que siguen pensando que es necesario destruir el capitalismo para empezar a vivir, pero no encuentran cómo convertirse en una masa imparable. Hay momentos históricos que una persona popular acelera el trabajo de miles de entregados militantes.
II
El convenio costó huelgas, luchas, asambleas... sangre y sudor. Los más veteranos reciben por ello, 55 euros por día trabajado y tienen derecho a un día y medio de la semana libre y un mes de vacaciones al año. En la misma empresa hay cientos de trabajadores (muchos de ellos emigrantes) que cobran 19 euros por día, sin vacaciones ni nada parecido. Son contratados por Empresas de Trabajo Temporal que lucran con cada uno de ellos una plusvalía sin precedentes, y todo ello con la protección y complicidad de las leyes aprobabas en el parlamento. Los sindicatos se encogen de hombros, dicen que no pueden hacer nada. La ETT tiene más de 3.000 solicitudes por si algún día falla alguien.
III
La gente normal ha dejado de entender ciertas palabras. Quizás por la falta de uso, pero lo cierto es que se han ido del diccionario para no volver (por ahora). Se habla de socialismo, comunismo, anarquismo, imperialismo, colonialismo, explotación, lucha obrera, multinacionales, sabotaje... pero los afectados miran al que las dice como vaca que ve pasar tren, sin entender nada.
IV
Si la mitad de los que tienen que votar no lo hacen, qué querrán decir. Si esto sucede, sobre todo, en los barrios obreros, en las zonas donde vive gente joven, qué estará ocurriendo. O mejor, será posible que un día (o una semana) pase "algo" y se conviertan en artífices de un proceso revolucionario. O lo que es lo mismo, qué, cuándo y cómo se llega a ese "algo".
V
El bipartidismo funciona con unos perfectos códigos mafiosos. Cuando uno está quemado y amortizado, surge el otro como alternativa. Un mecanismo del sistema que no admite peros y que florece sin problemas en una sociedad previamente vaciada de ideología. El que cae en desgracia sabe que debe guardar silencio para que dentro de cuatro, ocho, o doce años poder ser el recambio. Marx (en este caso Groucho) dijo en su día algo que le viene como anillo al dedo a esta situación: "Estos son mis principios, sino les gustan tengo otros".
VI
En febrero ya no le pagarán los 426 euros por ser un desempleado de larga duración. Hasta ese mes, sus cuentas eran: 178 euros de alquiler por un bajo sin baño privado y con agua (ya no es humedad) en casi todas las paredes, en un barrio marginal, 40 euros por semana para poder comer los tres componentes de la familia (él, su mujer y una niña de 7 años), y el resto para agua, luz, y 10 euros de móvil por si lo llaman para hacer una chapuza. La suegra trae cada quince días una bolsa con comida, que le duele en el alma porque se le ha metido en la cabeza que es la prueba de su fracaso como obrero. Esta mañana ha ido a los tres comedores sociales de la ciudad para ver si pueden darle comida para que su hija no tenga que venir al comedor, y por si había que inscribirse o rellenar algún papel. Ha pensado en hacer una locura pero la sonrisa de su hija se lo impide. Le obsesiona dónde ir a vivir a partir de febrero, sabe que tendrá que entregar el simulacro de apartamento donde viven.
VII
El problema no es la política que practican sino el nombre que tienen. Da igual que hagan una política neoliberal, de derechas, de recorte de conquistas de los trabajadores..., si en las siglas aparece la palabra "socialista" u "obrero", o ambas, se tratará siempre de un partido de izquierdas. Ellos justifican sus acciones diciendo que estamos en un mal momento, presionados por los mercados, por patatín y también por patatán, pero que las masas sepan que siempre serán de izquierdas. Hagan lo que hagan serán progresistas, ovejas de nuestro rebaño que hay que traer de nuevo al redil porque en el fondo pertenecen a este lado. Qué error y, sobre todo, qué carcajadas emiten ellos al comprobar como una y otra vez engañan a cientos de miles de trabajadores.
VIII
Lo mejor es ser un trabajador pero no ganar mucho dinero.
Lo mejor es ser parte de un gremio desunido.
Lo mejor es hacer huelgas con aviso previo y servicios mínimos
suficientes para que no se note la huelga.
Lo mejor es que la prensa siempre apoye la reivindicación.
Lo mejor es manifestarse por una zona alejada de la ciudad para
no cortar el tráfico ni causar molestias.
Lo mejor es repartir los votos entre dos sindicatos de prestigio
como UGT y CC.OO.
Es la única manera de evitar que un gobierno llamado progresista
declare un "estado de alarma", y que reciba aplausos y loas
desde los sectores más fascistas de la sociedad.
Jorge López Ave.